Los cinco errores más comunes en un e-mail

¿Quién no se ha equivocado alguna vez al mandar un correo electrónico? Descuidos como escribir mal una dirección, despedirse de una forma coloquial cuando no procede, o dar mil patadas a un diccionario en un texto de cuatro líneas son errores de los más frecuentes.

En el artículo de hoy, repasamos los fallos más comunes a la hora de utilizar este fantástico invento.

1. No repasar lo escrito
La inmediatez del e-mail y la vertiginosa vida moderna, hacen que muchas veces escribamos los correos a la velocidad de la luz. Esto implica errores de bulto, ya sea de ortografía, de gramática o de contenido. Merece la pena volver a leerse lo escrito con ojos críticos en busca de fallos de este estilo.

O aprovechar la tecnología: existen diferentes correctores ortográficos para los programas que utilizamos para navegar por Internet, como este diccionario de español para Mozilla Firefox. Funciona como el corrector ortográfico de cualquier procesador de textos, pero en Internet: subraya en rojo las palabras que hayan sido escritas de forma incorrecta, y las corrige si pulsamos sobre ellas con el botón derecho de nuestro ratón.

Otra idea es escribir primero el texto en un programa tipo Word, ver si está correctamente escrito, y después, pegarlo en la caja de texto de nuestro correo electrónico.

2. Utilizar expresiones coloquiales
Si estamos enviando un correo con nuestro currículo adjunto para pedir empleo, no es nada recomendable despedirse utilizando expresiones como «besitos» o «abrazitos». Los responsables del proceso de selección pueden descartarnos por detalles así. Mejor mantener la seriedad y despedirse con un escueto «saludos cordiales«.

También hay que estar atento a utilizar los signos de exclamación de forma adecuada: en español, siempre hay que abrir la frase con uno, y cerrarla con otro. Lo mismo para las abreviaturas: no estamos mandando un sms y no nos van a cobrar más si utilizamos más caracteres, así que mejor escribir «que», con todas las letras, en vez de «q».

3. Equivocarse con el destinatario
Un error que suele ser fatal. Si estamos criticando a alguien, nuestro subconsciente puede hacer que escribamos ese e-mail lleno de improperios a la persona que ha sido objeto de nuestros dardos. Pero tampoco hay que acudir a explicaciones freudianas: los sistemas de predicción de texto en las cajas de destinatarios (que permiten el que con tan sólo escribir la primera letra de una dirección de correo, nos muestre toda el nombre del contacto, y nos permite ahorrar tiempo), puede hacer que nos equivoquemos y cometamos dicho tropiezo.

Lo ideal, como siempre, es tomarnos dos segundos para comprobar si estamos mandando el e-mail a la persona correcta. Un amigo perdió su trabajo al quejarse ante sus compañeros de los abusos de su jefa, sin darse cuenta de que la dirección de esta estaba incluida en la caja de destinatarios.

4. Cuidado con los archivos adjuntos
Al adjuntar un documento, lo normal es que se despliegue un menú con el nombre de muchos archivos. Si no tenemos cuidado, podemos equivocarnos y enviar algo que jamás queríamos que viese el destinatario del e-mail.

Se conocen casos de fotografías íntimas enviadas a directivos de empresas por error, al querer adjuntar un gráfico de ventas. Lo recomendable es ordenar con esmero nuestro escritorio, y utilizar varias carpetas diferenciadas para no cometer este error: una carpeta llamada «trabajo» y que sólo contenga archivos relacionados con nuestro empleo, evitará que enviemos una foto de nuestras vacaciones a nuestro jefe.

5. Las listas de correo
El correo electrónico es una fantástica forma de estar en contacto con nuestros amigos entre semana. Si creamos con ellos una lista de correo (cadenas de mails con varios destinatarios) es fácil equivocarse e incluir a alguien que no debería estar. Si en esa cadena de amigos, mandamos una imagen con el último descuido de alguna celebridad tipo Paris Hilton, y hemos tenido la desgracia de incluir a nuestro jefe, él puede ver cómo nos tocamos las narices en horario de trabajo. Al igual que ocurre con el punto 3, es mejor tomarse unos segundos para comprobar a quién le estamos mandando los mails.

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